viernes, 12 de septiembre de 2014

He tenido la suerte de tener a una persona como tú a mi lado durante 21 años. Una persona fuerte, luchadora, con ganas de sonreír, vivir y hacer feliz a sus seres queridos hasta tu último aliento. Eres uno de los tres hombres de mi vida y ahora te has convertido en uno de mis tres ángeles. Podría haberlo hecho mucho mejor pero sé que sabes lo mucho que te quería, que no hace falta que te lo dijese en voz alta porque eras capaz de entenderme con una mirada, un abrazo o con simplemente apretarme la mano.

Mentiría si dijese que no te voy a echar de menos, a pesar de saber que siempre estarás conmigo, porque te voy a echar mucho, muchísimo de menos, tanto que escribiendo esto y recordándote el nudo en mi garganta se hace tan grande que duele, por mis mejillas no caen lágrimas sino ríos de agua salada.

Eres uno de los hombres más fascinantes y llenos de vida que he podido conocer, toda esa vida que me transmitías en cada conversación, en cada historia, en cada cuento, en cada recuerdo que cada tarde querías regalarme. No importaba el tiempo, las veces que te quedabas sin aliento, sin voz, tú querías mostrarme las enseñanzas de la vida y yo no dudaba en escucharlas.
Jamás olvidaré esos preciosos ojos azules que te atravesaban cada vez que te miraban, esos ojos de una persona que ha vivido tanto y que quería vivir aún mucho más, esos ojos de abuelo que quiere a su familia por encima de todo. 

Bastaba cinco minutos contigo para que la gente ya te quisiese, así que imáginate lo mucho que te adoramos tu familia, el vacío que dejas en nuestras vidas es tan grande como el corazón que tenías, sin duda nada será igual sin ti.


Te quiero abuelo, siempre serás mi luz.

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