viernes, 1 de junio de 2012

A diario.

Pasan los años y todo sigue igual. No es fácil sonreír cuando estás acostumbrada a llorar. No es fácil vivir cuando estás acostumbrada a sobrevivir. Pasan los años y vasa acumulando decepciones, vas acumulando complejos, vas acumulando tristezas, vas acumulando miedos... Y llega un momento en el que ya no puedes más, ya no vives, ya no sonríes, ya no sueñas, ya no brillan tus ojos... Llega un momento en el que sigues en pie por un par de personas, por esas personas que sabes que nunca te van a dejar de lado. Tienes mil problemas, quizás tan solo son pensamientos que se incrustan en tu cabeza, pensamiento que solo te hacen daño, pensamiento que tú sabes que son la realidad pero que nadie logra entender. Pero esos pensamientos te van matando lentamente, te van debilitando cada vez más, tu cuerpo no puede más, tu mente no puede más e intentas evitarlos, intentas eliminarlos pero no puedes. Sigues adelante pero cada día es una tortura, te despiertas y solo piensas en el momento en el que puedas seguir durmiendo y no seas capaz de darte cuenta de la realidad. Realidad en la que sobrevives. Cada día que pasa los pensamientos van aumentando y tus fuerzas van disminuyendo. Cada día te es más difícil ocultar todo lo que te pasa, todo lo que ocultas a la gente con tus falsas sonrisas, todo lo que ellos no saben de ti y que ni si quiera se pueden imaginar. Empiezas a pensar que ya tú sola no puedes con todo, que no puedes salir sola de todo esto. Y esperas que alguien se dé cuenta, que alguien vea en tu sonrisa esas falsedad y en tus ojos esa tristeza. Que vean que si tus ojos brillan es por las lágrimas que permanentemente están dispuestas a salir para recorrer tus mejillas. Rezas para que alguien te comprenda y no te juzgue, alguien que no vea una tontería todos esos pensamientos, alguien que sea capaz de echarte una mano y levantarte, que sea capaz de aguantar de ti y que no te deje en la estacada en cuanto vea que hay dificultades. Y lo intentas, intentas ser feliz, intentas salir adelante, te repites a diario que puedes con todo, te miras al espejo y te dices "qué guapa estás hoy", pero siempre recaes, siempre tropiezas con ello y cada vez son más fuertes las caídas. Cada vez el daño físico es mayor, cada vez el daño mental es mayor, ¿y es que hasta cuándo vas a poder vivir llorando cada noche? ¿Hasta cuándo vas a poder vivir sin quererte? ¿Cuánto más vas a aguantar con todo lo que se te pasa por la cabeza?

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